viernes, 2 de octubre de 2009

Juanes, después del concierto en Cuba - parte 1



JUANES, DESPUÉS DEL CONCIERTO EN CUBA - parte 1
Opinión


Antes de empezar este artículo, tengo que decir que estará dividido en dos partes debido a su extensión, pero me parecía importante dar mi opinión al respecto.



Han pasado 10 días después del concierto “Paz Sin Fronteras” en La Habana, cuyos opositores, principalmente exiliados cubanos en Estados Unidos, denominaron “el concierto de la discordia”. Ese día Juanes cantó en la Plaza de la Revolución acompañado de otras figuras de la música latina como Miguel Bosé, la merenguera Olga Tañón, el grupo de Hip Hop Orishas, y el rapero italiano Jovanotti, entre algunos otros. También estuvieron con él sobre el escenario dos cantautores cubanos reconocidos y polémicos: Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, activos colaboradores del gobierno comunista.

El marco era imponente. Se dice que es el espectáculo masivo más grande que se haya realizado en Cuba en toda su historia. Ese día pudimos ver por la transmisión de televisión a una plaza colmada con lo que se dice eran 1.150.000 personas, que se veían completamente emocionados con la presencia de artistas internacionales a los que apenas conocían (Si, seamos francos, con una dictadura que controla hasta la música que se debe oír en la isla es poco probable que Bose y Juanes sean artistas populares allí).

Es innegable que el concierto generó una polémica totalmente predecible. Juanes asegura que no se imaginó la airada reacción del exilio en Miami, que rechazó rotundamente al recital desde el momento mismo del anuncio y denunció los riesgos de que se convirtiera en instrumento del régimen Castrista para hacer propaganda de las “bondades” de su obra. La verdad, No puedo creer en esa “inocencia” de Juanes. Menos viniendo de alguien que vive entre Medellín (Colombia) y Miami (EEUU), dos ciudades que se caracterizan por sus posiciones antirrevolucionarias. Recuerdo que la primera vez que oí del tan comentado concierto lo primero que pensé es… ¡el exilio lo va a crucificar! ¿Acaso a él o a su gente no se le pasó por la cabeza?

Antes de anunciarse que el concierto iba a realizarse en la Habana, estaba programado para desarrollarse en Honduras, y ya se hablaba de la presencia, entre otros, de Carlos Vives. Luego del golpe militar en Honduras Juanes comunicó que no podía cantar en un país que estaba padeciendo un golpe militar. Lo extraño de todo ello es que después anunciara que en remplazo de Honduras, el megaevento se movía hacia Cuba, otra país gobernado por una dictadura. A partir de ahí resultaron muy confusas las explicaciones: por ejemplo, que se cantaba por la paz de Cuba. Y todos se preguntaban, ¿Está en guerra Cuba? Todos sabemos que en Cuba no existen libertades, pero me parece que paz y libertad son dos términos bastante diferentes. Luego Juanes explicaría que sin libertad no existe la paz y que la idea era tender un puente de comunicación con esa ese pedazo de tierra tirado en el mar, desconectado del resto del mundo, y que ese era el mensaje de paz. Digamos que esa salida por la tangente fue un gol, de esos que no se sabe si al final entraron o no, pero que se cuentan en el marcador.

Luego de toda esta confusión fueron muchos los artistas que se bajaron del bus, y cancelaron su presencia en la isla caribeña, por ejemplo Carlos Vives, quien fue claro en decir que no estaba de acuerdo porque se prestaba para una tremenda politización del show. Juanes en su momento dijo que no iba a decir los nombres de los demás artistas que se negaron a participar, pero que se sentía muy triste por las declinaciones.

Ante todos estos ataques el paisa pensó en cancelar el show, pero tomando un segundo aliento (¿motivado por su convicción, por su ego… o por su manager?) siguió adelante con los preparativos que terminaron en la apoteósica presentación de la semana pasada. Mientras, paralelamente, los cubanos de Miami hacían una recolecta de discos de los artistas involucrados en el concierto, para luego destruirlos pasándoles una aplanadora por encima, en señal de protesta.

Adimito que al ver las imágenes del concierto sentí una emoción natural presenciando el goce de un pueblo con un tipo de espectáculo que le ha sido negado por medio siglo. La conexión del público con los cantantes, la entrega de los intérpretes, las sonrisas, los gritos de aliento de la multitud… sencillamente ¡impresionante! Incluso se alcanzaron a oir entre algunas canciones, como pequeños susurros escondidos, estrofas que le cantaban a la libertad.

Es en esos momentos dónde uno alcanza a olvidar las implicaciones políticas de los actos. Pero solo por algunas horas. Porque después y volviendo a la realidad es imposible no reconocer que cantar allí es un manifiesto político muy claro. Y no hay ningún problema que un artista tenga una posición política, al contrario, es absolutamente respetable, lo peligroso es que después haga una negación de ella, diciendo que se trataba de una manifestación artística despojada de cualquier postura de ese tipo, declaración expresada para no someterse a las consecuencias que puede traer para el futuro de su carrera y la de los artistas implicados, el haber participado o haber desistido de estar en el show.

Hoy, la popularidad de Juanes está por las nubes. En buena parte del continente, y especialmente en Colombia el concierto fue recibido con alegría y solidaridad, dejando al ganador de 17 Grammy Latinos casi como un héroe latinoamericano. Hay que reconocer que el hombre tomó un riesgo muy grande y salió victorioso. Almenos por ahora.

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